Mágicas hebras de tu perfume,
duendes salidos de tus raices profundas,
me rodean y me hacen inmune,
a la malda y envidias iracundas.
Besando tus manos deliciosas,
un surco de tu vida se mete en la mía,
con el poder y la magia de diosas,
cambian mis temores en algarabía.
Con estos sentimientos vivientes,
la imagen de tu rostro delicioso,
tus ojos y tus labios refulgentes,
a tus brazos me entrego silencioso.
ESM
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