Una luciérnaga, una estrella

Desde el índigo profundo del eterno domo universal,
una estrella brilló plasmándose en ese nocturno fulgor,
como saetas encandilan el tiempo con todo esplendor,
unas espigas de trigo ronronean junto al cipresal.

En tu vuelo alegre dejaste en la noche una estela de sal,
camino que emprendió la estrella y el sonido encantador,
convertida en saeta cayó en la tierra cual marchita flor,
terminaría muriendo en el campo como frío metal?.

Miró atrás agitó sus alitas y voló de regreso,
se posó a su lado y su cuerpo lo iluminó con ímpetu,
nada impediría su renacimiento, fue el embeleso.

Atardeceres urgen el paso, buscan el espíritu,
de la fragancia de esta fantasía, dulce realidad,
los bosques cantan la estrella soy Yo, la luciérnaga Tu.