Eres la brisa que me trae calma,
tus olas inundan mi cuerpo ardiente,
nos amamos hasta el fin del poniente,
sal sin pecado poseerás mi alma.
El sol de otoño nuestra vida empalma,
pasión que fluye como agua hirviente,
en tus ojos renace la vertiente,
de deseos ocultos en mi palma.
Los atardeceres de tu dulce andar,
me convierte en pájaro sin destino,
que solo quiere en tu regazo anidar.
Quisiera recorrer este camino,
de tu mano soñando mil futuros,
y en mi la miel de tu cuerpo divino.
11 comentarios:
Es un soneto hermosisimo, aplausos Sr. de Monte grande y que honor ser primera en comentarlo para dejarle un sentido elogio
Abrazos Trasandinos
Vengo agradecerte tu visita,eres muy generoso con tus elogios...Yo sólo encauzando en palbras lo que mi corazón siente cada día...disfrutando ahora el vivir y volver a sentir.....Un saludo para ti.
Comparto esta sensación contigo, aunque no sea un soneto para mí.
esa brisa...
del sol de otoño...
los atardeceres...
quisiera recorrer este camino...
hermoso...
Me encanto el soneto, vecino....
Me muestra el interior tierno de un hombre por fuera timido.
Un abrazo
Precioso soneto, una dulzura, miel pura!
Estupendo que escribas con tanta verdad en cada linea...
Mis saludos de admiración por tus escritos.
Gracias por tu visita y lindas oraciones las de este poema...un abrazo...
Me gusta mucho tu blog lo mismo como escribes
es obvio que lo romántico nos encanta y nos impacta especialmente a las mujeres,sobretodo cuando escribe un hombre...debe haber un dulce amor tras eso.
aun espero instrucción de cómo agregar música.
cariños
rolanda
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